
Darlene Verducci ha sobrevivido dos tipos de cáncer y ha habido múltiples muertes en su familia incluyendo su propio hijo, que fue asesinado.
Pero al seguir el ejemplo de la humilde fe de su querida tía Lucy, Darlene ha encontrado una paz y fortaleza profunda al confiar en Jesús. Aquí está su historia sagrada:
¿Siempre tuviste una fe católica profunda?
Bueno, soy de origen siciliano y todos en la familia somos católicos. Soy originaria del área de Rockridge en Oakland y luego me mudé a Livermore. Hice mi primera comunión y confirmación y todo. Sin embargo, no siempre fui a la iglesia en el transcurso de mi vida; hubo años que no fui. Así que no, no creo que yo haya tenido naturalmente una fe profunda.
¿Qué te hizo querer asistir a misa con más regularidad?
Cuando estoy en Misa siempre he sido de las que escuchan, no estoy hablando con nadie en las bancas, no miro al techo o estoy inquieta, yo realmente estoy escuchando. En algún momento, algo de lo que escuché me llegó al corazón, pero no puedo decirte exactamente qué fue lo que se dijo, pero algo cambió dentro de mí, y el ir a misa se convirtió en parte de mi vida. Y tuve la ventaja de tener una tía maravillosa, maravillosa.
¿Cómo era ella?
Mi tía Lucy se casó con el hermano de mi madre y tuvimos una relación muy cercana. Ella estuvo muy involucrada en la iglesia, literalmente desde su nacimiento hasta el día de su muerte, a los 97 años. Fue Ministra de la Eucaristía durante más de 40 años, llevó la Comunión a las personas en los hospitales y las visitó en sus hogares. Ella y mi tío Rog estuvieron casados durante 62 años, y cuando él murió en 2007 el resto de la familia no quiso tener mucho contacto con la tía Lucy; pero yo si quise estar involucrada en su vida y así fue que nos llegamos a conocer más; fue ella quien me enseñó a orar verdaderamente de corazón y quien me ayudó a entender y a crecer dentro de las reglas de la iglesia y explicarme el porqué de ellas. Cuando íbamos en mi auto yo conectaba mi teléfono a los parlantes, subía el volumen para que ella escuchara bien y rezábamos juntas el Rosario y la Coronilla de la Divina Misericordia. Lo disfrutamos mucho.
¡Todos necesitamos una tía Lucy en nuestras vidas! ¿Te ayudó ella a crecer en tu relación con Jesús?
Sin lugar a duda, ella fue un ejemplo; me enseñó, o reforzó como manejar y sobrellevar perdidas y tremendos dolores. Ella no tuvo una vida fácil; en cinco años enterró a cuatro hijas y fue una mujer muy fuerte; nunca la vimos derrumbarse ni obsesionarse en el "por qué me sucede esto?" ni nada por el estilo. Por supuesto que hablaba de su dolor, y tuvo momentos de profunda tristeza; pero nunca cayó en la amargura. Ella decía: “Amo a mis hijas y las extraño; pero no culpo a Dios”. Supongo que se puede decir que yo tampoco he tenido una vida fácil, pero la actitud de la tía Lucy me guio a través de todo.
¿Cuáles son algunas de las dificultades que has tenido?
He tenido dos cánceres diferentes, de mama y de ovario; mi madre y todas sus hermanas también murieron de cáncer. Todos mis hermanos y primos ya han muerto y luego, en 2001, cuando mi hijo tenía 30 años, fue asesinado por alguien quien él creía que era su amigo; le dio un disparo en la nuca.
Oh, Darlene, eso es horrible. ¿Cómo te las arreglaste?
Sólo recuerdo el día que me enteré de la noticia; sentí un viento o una brisa pasar cerca de mí como si alguien venía corriendo detrás de mí y me rodeara con sus brazos. No estoy mintiendo, escuché claramente una voz que me decía: “Estoy bien, mamá; ahora estoy bien; no te preocupes por mí; estoy bien." Su esposa estaba como histérica, por supuesto; completamente histérica, como que había perdido la cabeza. Pero Jesús me regaló paz y yo traté de transmitir esa confianza en Dios a todos. Espero haberlo hecho.
Ese es un tremendo regalo de fe.
Creo que sí. Fuera de la fe, esa confianza no tiene ningún sentido, ya sabes, debe de ser un regalo de Dios. Tengo fe de que, pase lo que pase, Dios está a cargo; él sabe cuándo vas a morir desde el día que naces; todos vamos a morir eventualmente y no hay nada que podamos hacer para evitarlo. Pero ahí es donde está mi fuerza, en Dios. Aunque aprendí algo de eso por mi propia cuenta, aprendí mucho más al estar cerca de mi tía. Trato de seguir su ejemplo.
Experimentar tanta pérdida habría destrozado a otras personas.
Oh sí, es por eso que pienso que Dios tiene mucho que ver en esto de sobrevivir a tanto dolor. La tía Lucy nunca jamás se quejó de nada. ¡Y ella tenía derecho a hacerlo! Recuerdo haberle preguntado por qué nada le molestaban y ella me contestó: "¡Oh, si! Las cosas me molestan, pero debes aceptarlas a como son". Y yo estoy de acuerdo con ese punto de vista; sea lo que sea que se cruce en mi camino, sé que me llegará, y eso es todo; pero confío en que Dios hará algo al respecto. Él lo resolverá, o le ayudará a alguien a crecer o a construir algo nuevo partir de la experiencia; Dios trabaja con todo, incluso cosas horribles. Jesús es razón suficiente para no quejarse.
¿Y no culpas a Dios?
Oh no. ¡Eso sería locura! Dios nos ama más de lo que podemos imaginar. Yo siempre escucho a la gente decir: "Bueno, si Dios es tan amoroso, ¿por qué suceden estas cosas horribles?" Yo les digo: “¡No es Dios quien está haciendo esas cosas!” No creo que Dios cause el mal en absoluto; nosotros mismos nos causamos mucho sufrimiento, y muchas veces es solamente que nos vemos atrapados en medio de dos fuegos; muchas veces es poque este mundo está quebrantado; Dios no es el que causa el dolor, ¡cielos no! ¡Él es quién envió a Su Hijo para arreglar el desastre que hicimos! No tengo las respuestas a estas cosas que son difíciles de comprender y pueden causar dolor de cabeza al intentarlo; realmente lo mejor es confiar en que Dios tiene en mente lo mejor para nosotros.
¿Cómo es tu vida de oración?
Mi tía Lucy me enseñó a amar de verdad el Rosario, especialmente temprano en la mañana. También me gusta hablar con Dios y con Nuestra Santísima Madre como que hablo con mis amigos; les hago saber lo agradecida que estoy por cada día de vida, por seguir teniendo fe, por creer y confiar. Así era la tía Lucy, sabes, ella no se preocupaba por las cosas importantes, simplemente las dejaba en las manos del Señor. Y yo he encontrado paz haciendo lo mismo cada mañana.
Suena como una oración muy simple y humilde.
Así es, ¿no? La oración no tiene que ser complicada. Pero tengo algunas tarjetas de oración e imágenes favoritas que me gustan. Algunas son solo capturas de pantalla en mi teléfono, de Nuestra Señora y de los santos y me gusta mirarlos y también me gusta la Coronilla de la Divina Misericordia. Todos los días, por la mañana y por la noche, beso la imagen de Jesús en estas tarjetitas. A veces rezo oraciones diferentes y a veces simplemente me gusta decir: “Jesús, me rindo”. ¿Sabes? Ocúpate de todo, ¿quieres? ¡Esa oración me encanta!
¡Tienes una fuente de consuelo!
¡Te digo que sí, así es! Cuando entro en mi habitación me siento muy relajada, es un lugar muy tranquilo. Me encanta recitar oraciones que han existido durante cientos de años porque es maravilloso saber que estas mismas palabras han salido de las bocas de tantas personas. ¿Cómo puedo sentirme sola?
Tu fe a través de las dificultades es verdaderamente una inspiración, Darlene. Gracias por compartir.
De nada. ¡Seguiré orando por todos los que lean esto!