Prepárate para el domingo

Domingo, 25 de Agosto de 2024

XVI Domingo Ordinario

 

B122ot21 Immerse24 Sp Hlf 4c

Bendición especial para los enfermos

Primera lectura

Jos 24, 1-2a. 15-17. 18b

En aquellos días, Josué convocó en Siquem a todas las tribus de Israel y reunió a los ancianos, a los jueces, a los jefes y a los escribas. Cuando todos estuvieron en presencia del Señor, Josué le dijo al pueblo: "Si no les agrada servir al Señor, digan aquí y ahora a quién quieren servir: ¿a los dioses a los que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Eufrates, o a los dioses de los amorreos, en cuyo país ustedes habitan? En cuanto a mí toca, mi familia y yo serviremos al Señor".

El pueblo respondió: "Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses, porque el Señor es nuestro Dios; él fue quien nos sacó de la esclavitud de Egipto, el que hizo ante nosotros grandes prodigios, nos protegió por todo el camino que recorrimos y en los pueblos por donde pasamos. Así pues, también nosotros serviremos al Señor, porque él es nuestro Dios".

Salmo Responsorial

Salmo 33, 2-3. 16-17. 18-19. 20-21. 22-23

R. (9a) Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Bendeciré al Señor a todas horas,
no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor,
que se alegre su pueblo al escucharlo.
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Los ojos del Señor cuidan al justo,
y a su clamor están atentos sus oídos.
Contra el malvado, en cambio, está el Señor,
para borrar de la tierra su recuerdo.
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Escucha el Señor al hombre justo
y lo libra de todas sus congojas.
El Señor no está lejos de sus fieles
y levanta a las almas abatidas.
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Muchas tribulaciones pasa el justo,
pero de todas ellas Dios lo libra.
Por los huesos del justo vela Dios,
sin dejar que ninguno se le quiebre.
Salva el Señor la vida de sus siervos;
no morirán quienes en él esperan.
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
 

Segunda lectura

Ef 5, 21-32


Hermanos: Respétense unos a otros, por reverencia a Cristo: que las mujeres respeten a sus maridos, como si se tratara del Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia, que es su cuerpo. Por lo tanto, así como la Iglesia es dócil a Cristo, así también las mujeres sean dóciles a sus maridos en todo.

Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola con el agua y la palabra, pues él quería presentársela a sí mismo toda resplandeciente, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e inmaculada.

Así los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie jamás ha odiado a su propio cuerpo, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola cosa. Éste es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
 

O bien:

Ef 5, 2a, 25-32


Hermanos:
Vivan amando como Cristo, que nos amó. Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola con el agua y la palabra, pues él quería presentársela a sí mismo toda resplandeciente, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e inmaculada.

Así los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie jamás ha odiado a su propio cuerpo, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola cosa. Éste es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.

Aclamación antes del Evangelio

Cfr Jn 6, 63c. 68c

R. Aleluya, aleluya.
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
Tú tienes palabras de vida eterna.
R. Aleluya.

Evangelio

Jn 6, 55. 60-69

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida". Al oír sus palabras, muchos discípulos de Jesús dijeron: "Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?"

Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen". (En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede".

Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: "¿También ustedes quieren dejarme?" Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios".

B122ot21 Medart 24i3 Sp 4c

25 de agosto de 2024

21er Domingo del Tiempo Ordinario

 

Algunos de los seguidores de Jesús no pudieron creer lo que les dijo. Era demasiado para ellos: “Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida” (Juan 6:55). A pesar de que Jesús lo explicaba de muchas maneras, algunos decidieron abandonarlo. Él no hizo nada por detenerlos, los dejó libres respetando su decisión. Después de esos acontecimientos de abandono, Jesús pregunta directamente a los doce: “¿Quieren marcharse también ustedes? Pedro le contestó: Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios(Juan 6:67-69).  Ahora, en la realidad que vivimos tan llena de ruido y modernidad, ¿sabemos a dónde vamos, a quién dirigirnos? Pedro, lo supo y el deseo de la Iglesia es que sepamos que solo Jesús tiene palabras de vida eterna. Y que su Pan de Vida se nos da gratuitamente en la Eucaristía. 

“La Eucaristía y la cruz son piedras de tropiezo. Es el mismo misterio, y no cesa de ser ocasión de división. ¿Quieren marcharse también ustedes? (Juan 6:67): esta pregunta del Señor resuena a través de las edades, como invitación de su amor a descubrir que sólo Él tiene palabras de vida eterna (Juan 6:68), y que acoger en la fe el don de su Eucaristía es acogerlo a Él mismo”. (Catecismo de la Iglesia Católica, numeral 1335). Hagamos la prueba y veremos qué bueno es el Señor, como nos dice el Salmo de la liturgia de este domingo.

©LPi

¿A Quién Acudiremos?

 

Una amiga mía, que es mucho mejor cristiana de lo que yo puedo esperar ser, una vez me dijo que su familia se burla de su sistema de creencias y su estilo de vida.

Le dicen que ella cree en los cuentos de hadas que le cuentan. Ella busca soluciones simples de un hombre de rostro amable en el cielo porque no quiere lidiar con respuestas complicadas a problemas complicados.

La religión, sostienen, es la salida fácil.

Mientras hablaba de esto, su voz se volvió inestable. No con ira, sino con emoción. “Nunca diría que esta vida es fácil,” dijo. "Si estuviera buscando algo que fuera fácil, no elegiría el catolicismo."

Lo que no se dijo fue por qué eligió el catolicismo. Sé la respuesta, pero sólo porque la conozco. La conocía antes de que ella lo eligiera de todo corazón, y ahora la conozco y veo la diferencia. Veo que estas palabras están escritas con tanta claridad a lo largo de los días de su vida: “Maestro, ¿a quién iremos?”

Una vez que la verdad es conocida en tu alma, como ves, nunca podrá ser desconocida.

Seguir a Cristo no se trata de respuestas fáciles y enseñanzas sencillas. Claro, todo suena muy básico: amaos unos a otros como yo os he amado. ¿Qué podría ser más sencillo?

Pero ¿qué significa eso? ¿Cómo se ve eso en la vida diaria y moderna, en un mundo lleno de caídos, cuyos defectos nos han dado asperezas y voluntades debilitadas?

Te diré cómo se ve: parece una lucha. Parece fracaso, desorden y confusión, perder el rumbo y encontrarlo de nuevo, todo porque recordaste que dentro de ti hay una brújula que apunta hacia el norte. Es un estado constante de vagar en la oscuridad, siguiendo una Voz que te pide que vayas a donde tienes miedo de ir. Y sigues la Voz no porque sea la única voz que existe ni porque sea la voz que dice lo que quieres oír, sino porque es la única que dice la verdad, y la verdad te atrae de una manera que no puedes resistir.

Cuando Cristo pregunta: “¿También vosotros queréis iros?” él no nos está engañando. Es una pregunta genuina. Somos libres de irnos. No somos prisioneros.

Pero hemos escuchado las palabras de vida eterna, y ahora sólo podremos tener paz si seguimos hacia donde nos llevan.

“En cuanto a mí toca, mi familia y yo serviremos al Señor.” — Josué 24:15

 

©LPi

Misa Dominical en Español


Misa de Vigilia el Sábado a las 7:00 pm

 Misa Dominical a las 12:30 pm y 7:00 pm

 

La misa se transmite en vivo todos los domingos

8:00 am Misa Tradicional en Latín

9:30 am Misa en Inglés

12:30 pm Misa en Español

 

Anuncios y Eventos

PREGUNTAS DE LA SEMANA 

B122ot21 1 Gospelart 4c

 

 

 

Primera Lectura:

Al entrar en la Tierra Prometida y recordar el Éxodo de Egipto, tanto Josué como las doce tribus de Israel juraron fidelidad únicamente a Dios. ¿Qué ha hecho Dios en tu vida que puedas reconocer y celebrar?

Segunda Lectura:

Hacia el final de su carta a los efesios, Pablo aborda el tema de los maridos y las esposas. Habla de la importancia del respeto y el amor mutuo. ¿Qué añades como partes clave para un matrimonio exitoso?

Evangelio:

Juan nos dice que muchos de los discípulos de Jesús dejaron de seguirlo porque encontraron algunas de sus enseñanzas demasiado difíciles de aceptar. ¿Qué te mantiene siguiendo a Jesús?

 

©LPi