Prepárate para el domingo

Domingo, 30 de Junio de 2024

XIII Domingo Ordinario

 

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30 de junio de 2024

13º Domingo del Tiempo Ordinario

 

El Evangelio de hoy nos narra las historias de dos mujeres, una mayor y una niña, unidas por el dolor de la enfermedad. Una de ellas fue curada por su gran fe, y la pequeña, al tomarla Jesús de la mano, volvió a la vida. A la mayoría de las personas les da pavor el pensar que están enfermas y peor aún que pueden morir. ¿Qué podemos decir a tanta persona enferma y triste? ¿Cómo podemos consolarlas en sus tribulaciones? Una manera es acompañarlas y escucharlas, estar con ellas mostrándoles interés y ayudarlas en sus necesidades. Otra forma es tomando el ejemplo de la mujer que buscó y se acercó a Jesús para ser curada. Busquemos a Jesús con la misma fe que ella lo hizo. Venció los obstáculos del miedo y de la distancia y tocó su manto. Sólo Dios puede y tiene el poder de sanar nuestros corazones y renovar nuestra vida.

Jesús pasó su vida haciendo el bien, curando y perdonando, y siempre al final de sus milagros daba una recomendación. A la mujer enferma le dijo: “Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda sana de tu enfermedad” (Marcos 5:34). Y a la pequeña: “Tomándola de la mano, dijo a la niña: Talitá kumi, que quiere decir: Niña, te lo digo, ¡levántate!… y les dijo que dieran algo de comer a la niña” (Marcos 5:41-43). No se ha terminado el tiempo de los milagros, sigue en pie, solo que ahora nos toca a nosotros los bautizados seguir haciéndolos. ¿Cómo? Sencillamente, compartiendo lo que tenemos y acompañando de corazón a los que sufren a nuestro alrededor.

©LPi

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La Venerable Antonietta Meo

 

La Venerable Antonietta Meo (1930-1937), apodada cariñosamente Nennolina por su familia, era una niña nacida en Roma. Su familia era profundamente católica y la envió a una guardería dirigida por hermanas católicas. Desde muy pequeña, tenía una comprensión anormalmente profunda del amor de Cristo.

Cuando Antonietta tenía 6 años, le amputaron una pierna debido a un cáncer de huesos. A partir de ese momento experimentó diversos grados de dolor crónico. Poco después de la amputación, mientras todavía estaba en el hospital, su padre le preguntó si sentía dolor. Antonietta respondió: “Papá, el dolor es como una tela, cuanto más fuerte es, más valor tiene.” Todos los que escucharon quedaron asombrados.

A partir de ese momento Antonietta ofreció con frecuencia su dolor y sufrimiento a Jesús. Incluso a una edad tan joven, su profunda comprensión de la oración y el sufrimiento fue inspiradora para todos los que la conocieron. Le colocaron una prótesis de pierna y sobre su experiencia dijo: “Que cada paso que dé sea una pequeña palabra de amor.”

Impresionado por su madurez y conocimiento espiritual, el sacerdote de su familia le recomendó que recibiera su Primera Comunión antes que la mayoría de los niños. Estaba extasiada por la oportunidad y recibió su Primera Com

hora arrodillada en oración. Tomó la Confirmación solo unos meses después, sin embargo, la amputación no detuvo la propagación del cáncer y su salud decayó rápidamente después de estos sacramentos.

Durante toda su corta vida, Antonietta escribió cientos de cartas a Jesús y María. El Papa Pío IX, que había oído hablar de ellas a través de un amigo, quedó impresionado y envió un emisario a su casa para pedirle que orara por él. Tras su muerte, fue declarada Venerable y sus escritos persisten hasta el día de hoy en la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma. Venerable Antonieta Meo, ¡ruega por nosotros!

© LPi

El Toque de Cristo

Por Colleen Jurkiewicz Dorman

 

Durante mucho tiempo no entendí por qué las misas virtuales de la pandemia me resultaban tan aburridas. En teoría, ¿no debería ser el sueño de una madre cansada, cumplir con su obligación dominical desde el sofá, sin tener que preocuparse por el ruido que hacen los niños?

Pero no fue así. Ver Misa sin experimentarla me dejó hambrienta. Me dejó muerta de hambre.

Entonces un sacerdote sabio me lo explicó. “Ver misa virtual es como tomar una ducha virtual,” dijo.

Puede que la gracia no sea algo que podamos ver con nuestros ojos, pero es algo que se transmite físicamente. Jesús tiene un cuerpo humano por una razón. Necesita tocar a la gente.

En ninguna parte vemos esto más claramente que en este Evangelio. La multitud lo presiona, todos intentan acercarse, todos intentan compartir su espacio. La mujer con hemorragia se abre paso, desesperada por hacer contacto físico con él, cualquier parte de él, incluso su manto. El funcionario de la sinagoga le ruega a Jesús que venga e “imponga las manos” sobre su hija, sabiendo que esa es la única manera de que ella sobreviva. No pide los buenos deseos de Jesús ni su mirada de aprobación. Él sabe que eso no es lo que necesita.

En los Evangelios, Jesús salva a las personas principalmente a través de su propio toque porque quiere mostrarnos (a ti y a mí, sentados en las bancas) algo muy importante acerca de cómo somos salvados.

Pero ¿dónde encontramos tú y yo el toque de Jesucristo? ¿Dónde encontramos tú y yo la salvación?

Está en el agua que fluye sobre la frente del bebé. Está en la Hostia disolviéndose en nuestras lenguas. Está en el aceite que se presiona sobre la piel del confirmando, del moribundo y del

nuevo sacerdote. Está en el abrazo de la pareja de recién casados. Está en la mano extendida del sacerdote cuando dice: "Tus pecados te son perdonados."

Todavía está aquí, dos mil años después. Todavía está esperando que nos acerquemos y lo agarremos.

“pensando que, con sólo tocarle el vestido, se curaría.” — Marcos 5:28

©LPi

Misa Dominical en Español


Misa de Vigilia el Sábado a las 7:00 pm

 Misa Dominical a las 12:30 pm y 7:00 pm

 

La misa se transmite en vivo todos los domingos

8:00 am Misa Tradicional en Latín

9:30 am Misa en Inglés

12:30 pm Misa en Español

 

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PREGUNTAS DE LA SEMANA 

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Nuestro sabio escritor nos enseña que Dios no creó la muerte, sino que la muerte entró en el mundo por envidia del diablo. ¿Cómo debe pensar un cristiano acerca de la muerte?

 

Segunda Lectura:

Pablo anima a la comunidad de creyentes de Corinto a compartir con otros lo que tienen en abundancia como medio para establecer la igualdad. ¿Qué podrías compartir con otras personas entre tu familia y amigos esta semana?

 

Evangelio:

Marcos nos presenta historias independientes de sanación de cómo la fe en Jesús salva. ¿Qué necesita sanación en tu vida?